viernes, 2 de marzo de 2012

Veronés.

Nació en Verona, de donde tomó su apelativo, en el año 1528, y rondando la treintena, se estableció en Venecia. Fue discípulo del que, más tarde, sería su suegro, Antonio Badile. Recibió influencias de los antes nombrados, Tintoretto y Tiziano. Junto a este último, se le considera creador del aire colorido y suntuoso que impregnó las obras venecianas hasta el siglo XVIII.
Siempre realizó composiciones de grandes dimensiones en las que aparecía una arquitectura de fondo clásica y amplia, con escalinatas, arcos y columnas. En relación al color, prefirió tonos fríos y claros, como el gris o el azul, una combinación semejante a la de la pintura francesa del siglo XIX.
La temática que empleó fue casi siempre religiosa. Sin embargo, introdujo un ambiente de fiesta, formado por gran cantidad de figuras bien definidas con trajes suntuosos. Esta atmósfera era la que abundaba en las celebraciones de Venecia, que estaba pasando por un momento de gran auge social y cultural. Además, fue este aspecto el que lo llevó ante el tribunal de la Inquisición, acusado de realizar pinturas irreverentes. No obstante, Veronés salió ileso, alegando que el exceso era una “exigencia creativa”.
Finalmente, se le considera personaje central del manierismo, un movimiento que surgió en Venecia en el siglo XVI. En él, se pierden el equilibrio, la serenidad, la armonía y las proporciones del cuerpo humano, elementos imprescindibles en la época clásica. Esta corriente artística aparece, por tanto, para contrarrestar los efectos del Renacimiento. Los artistas se volvieron subjetivos y se dejaron llevar por sus gustos. Como resultado, las obras eran de carácter irreal y abstracto.
Paolo Caliari (Veronés), murió en Venecia en 1588.

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