viernes, 2 de marzo de 2012

Giorgione.

Giorgio Barbarelli es otro de los pintores más destacados de la Escuela veneciana. Nació en Castelfranco Véneto, una ciudad de la región de Véneto, en 1477, aunque la información acerca de su origen, su infancia y su vida en general es escasa.

De todas sus obras, tan sólo se ha demostrado que seis de ellas son suyas, pues la mayoría fueron acabadas por sus discípulos y compañeros. Además, se dudó de la propia existencia del artista durante varios miles de años, hasta que en el siglo XIX se realizaron investigaciones científicas serias. Gracias a la correspondencia que mantuvo un mecenas con su socio después de la muerte del pintor, pudo demostrarse que Giorgione existió. No obstante, se le considera como una de las figuras más misteriosas de la Historia del Arte. Por otra parte, sólo se conoce su aspecto físico gracias a su autorretrato, que fue realizado sobre una pintura de estilo giorgionesco de la Virgen con el niño, como muestran las radiografías realizadas.

Según sus biógrafos, llegó a Venecia con diez años y fue discípulo de Bellini que, por entonces, era el pintor más famoso de la ciudad. Por tanto, una de sus mayores influencias fue la de su primer maestro, a la que siguieron las de Leonardo Da Vinci y Vittore Carpaccio, entre otros. Su talento no tardó en ser reconocido y sus primeros encargos fueron retratos y frescos, en los que colaboró junto a Tiziano. Además, en este aspecto se le considera diferente al resto de artistas de su generación, ya que pintó por encargo de coleccionistas privados, y no para la Iglesia, como se solía hacer.

Murió en 1510 en Venecia, con 34 años, a causa de la peste, enfermedad que le transmitió la mujer con la que convivía, según su biógrafo más famoso, Giorgio Vasari. Por otro lado, los que le conocieron lo definieron como un hombre distinguido, romántico y con encanto, un gran amante y músico. Supo expresar el placer, el esplendor y la sensualidad en el arte, aunque siempre de forma melancólica, lo que indicaba que Venecia vivía, por aquel entonces, un momento de auge cultural.

Giorgione destacó en la técnica del fresco, temple, óleo y lienzo. Una vez tenía definido el dibujo previo, solía variar su concepción de la obra sobre la marcha, por lo que realizaba cambios al pintar. En su evolución como artista se observan dos etapas: la primera, influida por los maestros del Quattrocento veneciano, sobresale por la temática religiosa. La segunda, a su vez, constituye su momento de liberación, en el que predominan el color y el paisaje, que pasa a ser un personaje más del cuadro.

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