viernes, 2 de marzo de 2012

Su obra.


Cena en casa de Leví.

Sin duda, se trata del mejor ejemplo de fiesta veneciana de Veronés. Multitud de figuras (representadas con un increíble dinamismo), se reúnen en un amplio espacio y conversan, comen, beben y bailan mientras escuchan música. Una vez más, se muestra la pomposidad y la grandeza que Venecia poseía en aquella época. Es una composición llena de alegría, que podría interpretarse como la portada de una revista de sociedad, en la que personas de distintas clases sociales viven con júbilo y disfrutan de su ciudad.

Y fue el alborozo la causa de que, una vez más, Veronés tuviera problemas con la Iglesia. Se le acusó de herejía y le ordenaron que cambiara el cuadro. Sin embargo, el artista, aconsejado por los monjes dominicos, sólo incorporó una inscripción en un pilar que indica uno de los pasajes del Evangelio de San Lucas. En él, se relata cómo Leví, un recaudador de impuestos, invita a Cristo y a sus discípulos a una gran cena en su casa.

El lienzo fue acabado en 1573 y sustituyó el espacio ocupado por la Última Cena de Tiziano, que quedó destruida tras un incendio.

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